martes, 8 de noviembre de 2011

Libro de nuestro alumno: Antonio Vileya Pérez

Sabemos localizar en qué parte del corazón se aúnan los sentimientos. Sentimos como trepan por él palabras que a lo máxima que aspiran, es a salir por la boca en forma de suspiros. Sorteamos el malestar con musas que galopan sobre nuestra cabeza mirándonos con pupilas brillantes.

Vacilamos si no tenemos por quién escribir. Y se desprende tinta en cuadernos, al suspirar soledad. Este es un libro para pensar y reflexionar sobre la fugacidad, intensidad y vigor del amor.

A través de treinta y cuatro pequeños relatos, podemos visitar treinta y cuatro mundos bien definidos que caracterizan cada una de las fases de una relación amorosa: En primer lugar, observamos la fase de enamoramiento que abarcará los primeros trece relatos, etapa en la que los textos discurren en torno a la palabra: Anhelo.

La segunda fase, en la que comienza la relación y que se proyecta sobre las siguientes nueve cartas, podemos observar la etapa que todos deseamos de forma plena e inmutable: Felicidad. Alegría de sentirnos amados por quién amamos.
Y por último, tras una ruptura que se deja entrever en el vigésimo segundo relato, nos zambullimos de pleno en un mundo gris y oscuro en la que conoceremos, posiblemente, la faceta más cercana y personal del autor. Soltamos la alegría en el presente para agarrarla en el pasado: Melancolía.
Con un vocabulario que intercala lo banal y lo enrevesado, vamos siendo arrastrados por la tosquedad y la delicadeza romántica con unos textos escritos en prosa, pero con recursos estilísticos y rimas propias del verso.

En 34 Pensamientos Para Olvidar se observan cinco imágenes recurrentes para el autor: El color azul, bisagras, palomas, la luna y el foco. Este último de tal importancia que sirve de portada al libro.

Más o menos alejado del estilo literario moderno, hace mención a personajes conocidos como escritores (Federico Moccia o Luis Cernuda) o cantantes (Joaquín Sabina o Ray Charles), acercando la creación a una contemporaneidad manifiesta. A lo largo de toda la obra, se denota un estilo íntimo, acercando el género más a un “tipo” de diario personal que a una novela como tal.

Y es que en cierto modo, tentamos a la suerte con una banda sonora que cautiva al verso y libera al beso, cuando nos entrelazamos con el cuerpo de nuestra musa. Sumamos poemas a la hora de narrar caricias, y maldecimos a la distancia si éstas resultan finalmente ser enemigas, acechando a cada esquina que amedrenta al olvido.

Congelamos los segundos, atormentándonos con todo aquello que aflige a nuestros corazones, sacando del cajón las mejores cartas que tenemos.

Perder el corazón por alguien, a veces es agradable.
Pero otras, se acerca a un dolor insoportable.

Para más información podéis visitar: http://34pensamientosparaolvidar.blogspot.com/
Vídeo de promoción en: http://34pensamientosparaolvidar.blogspot.com/2011/05/httpwww.html

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